El programa La Ciutat, de Radio Calella Televisión, ha entrevistado a Abu y a Issa, dos jóvenes migrantes solos que actualmente están en Pisos de Inserción Laboral de EDUVIC. Los ha acompañado Marta Montoya, responsable de los centros de jóvenes migrantes no acompañados de Barcelona y Reus.
Abu nos cuenta que sus padres no estaban de acuerdo, pero no veía alternativa. Se marchó totalmente solo en busca de un futuro mejor. Es de Guinea y tuvo que pasar por Argelia y Marruecos para llegar a Tánger donde le esperaba una patera. Por el camino tuvo que atravesar el desierto. Tanto Issa como el Abu tuvieron que pagar dinero a mafias para conseguir el bote y esquivar la policía marroquí. La única propulsión de la patera eran los brazos de los ocupantes con remos. Abu llegó muy enfermo en Algeciras, Andalucía, y fue muy pobremente atendido. Issa y el Abu dicen que pasaron mucho frío durante la navegación, y admiten que muchos de sus compañeros de viaje murieron por el camino.
Los dos chicos, en sus respectivas migraciones, consiguieron ir de Andalucía a Cataluña. Cuando llegaron a Barcelona fueron destinados a Calella y desde entonces llevan dos años viviendo y integrándose en la ciudad. Se esfuerzan al máximo y mantienen las jornadas ocupadas estudiando catalán y castellano, haciendo voluntariado, ocupándose del piso y haciendo prácticas en empresas. El objetivo es que puedan conseguir un empleo y convertirse en ciudadanos autónomos.
Marta Montoya explica que muchos jóvenes llegan con conductas y predisposiciones diferentes según la experiencia vivida en el país de origen, el trayecto que han sufrido y la llegada que han tenido. La adolescencia es un proceso complicado de por sí: además de estar en una etapa vital difícil, estos jóvenes tienen que vivir solos y en un medio desconocido. Los chicos, sin embargo, no desfallecen y trabajan duro para conseguir una vida digna y un futuro mejor.
Issa y Abu coinciden en que están muy felices en Calella, donde pueden hacer una vida normal. Ahora mismo están estudiando mecánica de bicicletas, un curso que les ayudará a especializarse y encontrar empleo en sectores relacionados. Además, disfrutan mucho con las tareas de voluntariado: van cada fin de semana a cortar y limpiar árboles en el Parc Dalmau. Tal como dicen, les gusta mucho hacer este tipo de voluntariado porque permite a la gente del pueblo poder disfrutar del parque. Y, cuando tienen un hueco en la agenda, juegan al fútbol con el equipo del barrio.
Cuando terminan la entrevista y les hacen unas fotografías, Abu se pone la mano en el corazón: es un gesto que significa «no hemos venido a molestar». Gracias a su coraje y gran esfuerzo, los dos jóvenes comienzan una nueva vida en Calella, donde se sienten muy a gusto y tienen muchas ganas de vincularse.